Y la primera entrada temática del
blog, va destinada a un paraje poco conocido en la provincia pero muy
interesante desde el punto de vista geológico: La Balsa de Valdemoro. Este
paraje se localiza en la
Serranía Baja de Cuenca (a una altitud de unos 1.100 metros), entre
los términos municipales de Valdemoro-Sierra y Valdemorillo de la Sierra, pese a que toda su
extensión pertenece al primero de estos pueblos. La distancia desde Cuenca
ciudad es de unos 58
kilómetros, algo menos de una hora en coche. Para
acceder al paraje tomaremos la nacional que une Cuenca y Teruel (N-420) hasta
el desvío de Cañada del Hoyo, pueblo por el que pasaremos y seguiremos sin
abandonar la carretera CUV-9142 hasta encontrar un desvío a mano derecha donde
se indica “La Balsa”
a menos de dos kilómetros de entrar en Valdemoro-Sierra. Podemos optar por
aparcar el coche en esta entrada y hacer el camino andando hasta el paraje (a
poco más de un kilómetro de distancia) o bien llegar en coche hasta un edificio
de nueva construcción con parrillas en su interior tras cruzar un puente sobre
el río Guadazaón.
La “Balsa” es una ancha
superficie (de unos 200
metros de ancho) por donde el agua de un pequeño
manantial cae formando múltiples cascadas y generando un tipo de roca llamada
toba calcárea o travertino. Se trata de una formación de naturaleza similar a
la cascada del Nacimiento del Río Cuervo y que tampoco tiene mucho que envidiar
en cuanto a belleza paisajística.
La toba es un tipo de roca que se
origina por el siguiente proceso: el agua de lluvia al caer al suelo se va
cargando de CO2 como consecuencia de la actividad de plantas y
bacterias, de modo que es capaz de disolver la roca caliza en las corrientes
subterráneas por donde va pasando. El agua contiene, por tanto, una buena
cantidad de calcio y carbonato como consecuencia de la reacción con el CO2.
Cuando el agua sale a la superficie se “desgasifica” (pierde CO2)
por la turbulencia u otros fenómenos, de modo que se precipita el carbonato
cálcico en forma de pequeños cristales, que quedan adheridos poco a poco sobre
las plantas que crecen en la cascada (como los musgos) y con el paso del tiempo
forman una roca muy porosa y de poca densidad que se llama toba. Este proceso
se ve favorecido por una alta humedad y unas bajas temperaturas, como las que
tenemos en esta zona.
Durante los primeros meses de la primavera, este manantial
desborda vida, es decir, multitud de agua. Podemos destacar por su valor las
“Comunidades de paredones rezumantes y tobas húmedas”, incluidos en el Anexo I
de la Directiva
Hábitat de la Unión Europea
como hábitat prioritario. Se compone de diferentes especies de musgos adosados
a la toba y podemos encontrar un tipo de helecho denominado culantrillo (Adiantum capillus-veneris). Hasta hace
muy poco este espacio no estaba incluido bajo ninguna figura de protección,
pese a tener este hábitat prioritario, pero en la última revisión del Lugar de
Importancia Comunitaria “Sabinares de Campillos - Sierra y Valdemorillo de la Sierra” se ha incluido
dentro del espacio, cuyo plan de gestión se encuentra actualmente en fase de
participación pública (enlace).
Aunque temporal en el tiempo,
este enclave es ideal y para combinarlo en una visita a la Sierra de
Palancares… que en otra entrada decribiremos sus principales valores naturales y propuestas de ecoturismo. Desde STIPA NATURALEZA realizamos
en los primeros meses de primavera esta visita combinada.
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