miércoles, 26 de marzo de 2014

La Balsa de Valdemoro: el poder del agua



Y la primera entrada temática del blog, va destinada a un paraje poco conocido en la provincia pero muy interesante desde el punto de vista geológico: La Balsa de Valdemoro. Este paraje se localiza en la Serranía Baja de Cuenca (a una altitud de unos 1.100 metros), entre los términos municipales de Valdemoro-Sierra y Valdemorillo de la Sierra, pese a que toda su extensión pertenece al primero de estos pueblos. La distancia desde Cuenca ciudad es de unos 58 kilómetros, algo menos de una hora en coche. Para acceder al paraje tomaremos la nacional que une Cuenca y Teruel (N-420) hasta el desvío de Cañada del Hoyo, pueblo por el que pasaremos y seguiremos sin abandonar la carretera CUV-9142 hasta encontrar un desvío a mano derecha donde se indica “La Balsa” a menos de dos kilómetros de entrar en Valdemoro-Sierra. Podemos optar por aparcar el coche en esta entrada y hacer el camino andando hasta el paraje (a poco más de un kilómetro de distancia) o bien llegar en coche hasta un edificio de nueva construcción con parrillas en su interior tras cruzar un puente sobre el río Guadazaón.



La “Balsa” es una ancha superficie (de unos 200 metros de ancho) por donde el agua de un pequeño manantial cae formando múltiples cascadas y generando un tipo de roca llamada toba calcárea o travertino. Se trata de una formación de naturaleza similar a la cascada del Nacimiento del Río Cuervo y que tampoco tiene mucho que envidiar en cuanto a belleza paisajística.



La toba es un tipo de roca que se origina por el siguiente proceso: el agua de lluvia al caer al suelo se va cargando de CO2 como consecuencia de la actividad de plantas y bacterias, de modo que es capaz de disolver la roca caliza en las corrientes subterráneas por donde va pasando. El agua contiene, por tanto, una buena cantidad de calcio y carbonato como consecuencia de la reacción con el CO2. Cuando el agua sale a la superficie se “desgasifica” (pierde CO2) por la turbulencia u otros fenómenos, de modo que se precipita el carbonato cálcico en forma de pequeños cristales, que quedan adheridos poco a poco sobre las plantas que crecen en la cascada (como los musgos) y con el paso del tiempo forman una roca muy porosa y de poca densidad que se llama toba. Este proceso se ve favorecido por una alta humedad y unas bajas temperaturas, como las que tenemos en esta zona.



Durante los primeros meses de la primavera, este manantial desborda vida, es decir, multitud de agua. Podemos destacar por su valor las “Comunidades de paredones rezumantes y tobas húmedas”, incluidos en el Anexo I de la Directiva Hábitat de la Unión Europea como hábitat prioritario. Se compone de diferentes especies de musgos adosados a la toba y podemos encontrar un tipo de helecho denominado culantrillo (Adiantum capillus-veneris). Hasta hace muy poco este espacio no estaba incluido bajo ninguna figura de protección, pese a tener este hábitat prioritario, pero en la última revisión del Lugar de Importancia Comunitaria “Sabinares de Campillos - Sierra y Valdemorillo de la Sierra” se ha incluido dentro del espacio, cuyo plan de gestión se encuentra actualmente en fase de participación pública (enlace).


Aunque temporal en el tiempo, este enclave es ideal y para combinarlo en una visita a la Sierra de Palancares… que en otra entrada decribiremos sus principales valores naturales y propuestas de ecoturismo. Desde STIPA NATURALEZA realizamos en los primeros meses de primavera esta visita combinada.

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